El ascenso de la ultraderecha en el este de Alemania amenaza la estabilidad: «Es un golpe para el gobierno federal»
La victoria de AfD en Turingia y el segundo puesto en Sajonia no son una "sorpresa" para los analistas
La histórica victoria de la extrema derecha en Turingia amenaza a la estabilidad de Alemania a un año de las elecciones generales. Alternativa para Alemania (AfD) ganó en los comicios regionales de Turingia y quedó segunda fuerza en Sajonia, un resultado que no es «una sorpresa», según subraya el historiador, profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona y autor del libro Extrema derecha 2.0., Steven Forti.
El politólogo Franco Delle Donne coincide con Forti y explica que «pasó lo que se esperaba, al menos lo que indicaban las encuestas: un golpe para el gobierno federal actual, integrado por socialdemócratas, liberales y verdes, que en el este tiene una de las popularidades más bajas desde que se mide este valor».
Forti recuerda que la AfD se convirtió en la segunda fuerza más votada con casi el 16% de voto en elecciones europeas de junio (consiguiendo ya entonces porcentajes parecidos a los del domingo) y obtuvo 83 escaños en las generales de 2021. Además, la formación ultraderechista ganó en los distritos de Sonneberg, en Turingia, y el municipio de Raguhn-Jessnitz, en Sajonia-Hannalt, en la cita electoral del pasado verano de 2023. Aunque estas victorias en la región fueron «simbólicas», ya que se trataba de pequeñas localidades, es precisamente en la antigua Alemania oriental donde el partido registra sus mejores resultados durante su década de vida.
AfD influirá en el debate público aunque no gobierne
En Turingia, AfD ha arrasado con el 32,8% de los votos, frente al 23,4% en los anteriores comicios de 2019. Sin embargo, las posibilidades de formar gobierno en esta región son remotas para la formación, a menos que algún partido rompa el cordón sanitario que se ha impuesto y que, aunque se ha obviado en votaciones puntuales, es poco probable que lleve a la elección del líder de AfD en la región, Björn Höcke.
Por otro lado, en Sajonia, el conservador Michael Kretschmer, quien gobernó esta última legislatura con verdes y socialdemócratas, quiere seguir al frente del Ejecutivo, tras imponerse su formación, la CDU, con el 31,9% de los votos, aunque cuenta con un margen escaso respecto a la AfD, al sumar un 30,6% los ultraderechistas.
Refiriéndose a estos resultados en una entrevista en Radio Nacional, Delle Donne, autor del libro Epidemia Ultra y del podcast del mismo nombre, subraya: «No lo llamaría triunfo con todas las letras porque habrá que ver si logran su cometido de formar gobierno o forzar ese tipo de coaliciones».
«AfD no gobernará», confirma Forti, pero añade que ganará aún más «centralidad mediática», influyendo en el «debate público y las políticas».
Para la profesora de Estudios Internacionales de la Universidad Complutense Ruth Ferrero, las formaciones que han salido victoriosas de esta última cita electoral han sido el partido de izquierdas conservador de Sahra Wagenknecht y el de extrema derecha de la AfD, ambos, según Delle Donne, partidos ‘iliberales’.
«A partir de ahora hay un problema de estabilidad política»
Ferrero dice que se darán, a raíz de estos resultados, «coaliciones anti-naturales» para evitar que esta fuerza de la extrema derecha llegue al Gobierno. Sin embargo, el mantenimiento de este cordón sanitario va a ser complicado, explica la experta, ya que el 30% de escaños conseguido por la AfD en Turingia hace que sea «determinante para que no haya bloqueos institucionales«.
«Ahora tendrán que sentarse partidos que son muy diferentes entre sí, como el de Wagenknecht, este nuevo partido de izquierdas conservador, un poco raro, que surgió en Alemania [a principios de enero de este año]», explica Delle Donne, y «fuerza a la CDU (partido líder de la oposición) a hablar con ella o con otros partidos con los que no está de acuerdo, lo que puede causar aún más tensiones de las que ya existen en el país… En Alemania hay, a partir de ahora, un problema con la estabilidad política», subraya el experto.
Por otro lado, Ferrero apunta a la escisión de las formaciones de izquierda como otro factor que tener en cuenta en este análisis político. «La izquierda ha perdido más de 30 puntos en Turingia, región que era su bastión y donde gobernaba, y la nueva Alianza [el partido de Wagenknecht] tampoco ha logrado recuperarlos en esta última cita electoral», señala.
La formación de Wagenknecht, explica Forti, es «inusual», sobre todo en la Europa occidental, «al combinar políticas económicas de carácter social, más propias de partidos socialdemócratas», con posiciones «cercanas a la extrema derecha en la cuestión identitaria». «Habrá que estar pendientes», expone, sobre cómo se desarrolla un posible gobierno de Wagenknecht en coalición con la CDU, que podría ser una de las posibilidades para mantener este cordón sanitario, después de que la formación conservadora haya asegurado que no gobernará con la AfD.
La política migratoria, en el centro del debate
Ferrero añade que el «fracaso» de la coalición de gobierno «probablemente tendrá consecuencias» y recuerda que el próximo 22 de septiembre se celebrarán comicios en Brandenburgo. El Ejecutivo federal, augura la analista, «tendrá que reaccionar en materias como la de inmigración».
Steven Forti explica que, sin duda, sucesos como los del pasado 23 de agosto en Solingen, cuando un individuo de origen sirio mató a tres personas en un festival de música en un ataque reivindicado por el Estado Islámico, han posicionado, aun con más fuerza, el tema de la inmigración en el centro de la conversación del país y han podido ayudar a la AfD, con posiciones anti-inmigración.
Sin embargo, Forti incide en que, aunque estos sucesos hayan podido «facilitar la victoria», sería un error «atribuir la victoria de la AfD únicamente a este episodio», porque los votos al partido de ultraderecha «ya estaban ahí».
Según el experto, lo que sí es seguro es que este tipo de debates «han dificultado la labor de la coalición de Gobierno», que han hecho que el Ejecutivo de Scholz «haya seguido endureciendo su postura frente a la inmigración, facilitando las expulsiones de afganos y sirios que hayan cometido delitos», y continuando con la tendencia que ya venía registrando «como mínimo desde el otoño de 2023». Y, «si un Gobierno entre verdes, liberales y socialdemócratas aprueba medidas de ese tipo, eso es gasolina para la AfD», concluye el historiador.
Tres de cada cuatro alemanes del este se sienten «ciudadanos de segunda»
Para entender las causas de estos resultados hay que retroceder unos 30 años, «cuando sucedió la reunificación alemana y las expectativas que se generaron en aquel momento siguen aún sin cumplirse», explica Delle Donne.
Esto lleva a que los votantes, más allá de los que votan a la AfD o a Sara Wagenknecht, se decanten por opciones «iliberales» fuera de los partidos que antes lideraban la escena política, explica el politólogo.
Y es que, según añade Ferrero, «el 75% de los votantes, al menos en Sajonia, se considera ciudadano de segunda clase, es decir, tres de cada cuatro ciudadanos cree que el resto del país lo está despreciando y no le está dando el lugar que debería tener». Forti coincide con Ruth Ferrero y dice que «hay que hacer una reflexión sobre las diferencias que ha habido entre esos dos territorios después de 1945, durante la Guerra Fría y que luego tiene que ver con las divergencias regionales que se dieron en el proceso de reunificación, entre una ex-Alemania oriental menos desarrollada, más pobre, con más niveles de desempleo que la occidental».
En este sentido, Forti añade que, además de las diferencias socioeconómicas que se deben analizar, también existen «diferencias culturales» y «de relación con la democracia y el autoritarismo«, que vienen a subrayar cómo se ha creado, en un parte y otra del país, «la memoria de lo que fue la dictadura nazi» y hay que entender «cómo eso puede haber influido en el avance de la extrema derecha, de la AfD, en los últimos años».
Por otro lado, Ferrero detalla que el apoyo que la formación ultraderechista es destacable entre la población joven, rango de edad donde entre el 36 y el 37%, dependiendo de la región, vota a la AfD.
Steven Forti es cauto a la hora de sacar conclusiones en torno al voto joven, expone que aún «hace falta tiempo para poder hacer estos análisis postelectorales», y dice que habrá que, además, ver si estas tendencias «se limitan a la antigua Alemania oriental o también se dan en la ex-Alemania occidental». Además, advierte que «en Francia o Italia la tendencia se ha visto que ha sido la contraria», yendo ese voto joven a opciones progresistas.
Fuente: Agencias