La Organización de Cooperación de Shanghái se reúne en China como contrapeso a la hegemonía de Occidente

La cita reúne a líderes de países como Rusia, India, Irán o China, así como a otros Estado emergentes

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La ciudad china de Tianjin acoge desde este domingo y hasta el lunes la 25ª cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), uno de los foros geopolíticos más influyentes de Eurasia. La cita reúne a líderes como el presidente ruso Vladímir Putin, el chino Xi Jinping, el iraní Masud Pezeshkian; o el primer ministro indio Narendra Modi en un momento de tensiones crecientes con el bloque occidental.

Fundada en 2001 por China, Rusia y varias repúblicas centroasiáticas, la OCS se ha convertido en la mayor organización regional del planeta, agrupando el 40% de la población mundial, el 25% del PIB y el 80% de la extensión de Eurasia. Su propósito declarado es promover la cooperación económica y de seguridad, si bien en más de una ocasión se ha presentado como un contrapeso a la hegemonía de Occidente.

El organismo nació como heredero del Grupo de los Cinco de Shanghái, creado en 1996 para rebajar tensiones fronterizas entre China, Rusia y sus vecinos de Asia Central. Con el tiempo se amplió a India y Pakistán (2017)Irán (2023) y Bielorrusia (2024). Ahora, incluso países históricamente enfrentados como Armenia y Azerbaiyán aspiran a convertirse en miembros de pleno derecho tras sellar en agosto un acuerdo de paz sobre la región de Nagorno Karabaj.

La OCS intenta presentarse como la voz del Sur global, una plataforma que une a potencias emergentes bajo el principio de soberanía nacional frente a lo que consideran «injerencias» occidentales.

Si embargo, y a diferencia de la OTAN, la organización no es una alianza defensiva. No existen cláusulas de ayuda mutua en caso de ataque, si bien mantiene una agenda de seguridad compartida. Cuenta con una oficina antiterrorista en Uzbekistán y organiza periódicamente maniobras conjuntas con fuerte protagonismo de Rusia y China. También lucha contra el narcotráfico y los movimientos separatistas en Asia Central.

El eje Moscú-Pekín-Nueva Delhi

Si bien China ejerce un papel preponderante en la organización gracias a su peso económico, Rusia sigue siendo un actor central. Putin ha llegado a la cumbre con el objetivo de exhibir apoyos en plena guerra de Ucrania y tras la cumbre en Alaska con el presidente estadounidense Donald Trump a comienzos de agosto.

El gran interrogante está en la India de Modi, que aparece como el único miembro capaz de disputar la supremacía china en el bloque. Como primer país del mundo en población y quinta economía global, el Gobierno de Nueva Delhi mantiene una política exterior de equilibrio con el resto de participantes de la OCS. Ha reforzado su relación energética con Rusia pese a que pide un fin de la guerra en Ucrania y, al mismo tiempo, busca recomponer lazos con Pekín tras los choques fronterizos en el Himalaya en los últimos años.

En su encuentro bilateral, Xi ha señalado a Modi que «China e India deben ser amigos y buenos vecinos». Modi, por su parte, ha respondido que la cooperación entre ambas potencias puede hacer que «el siglo XXI sea verdaderamente el siglo de Asia«. En un gesto de buena voluntad, ambos líderes han anunciado la reanudación de vuelos directos tras años de suspensión.

Irán defiende la OCS como una alternativa a la hegemonía estadounidense

El presidente iraní, Masud Pezeshkian, ha acudido a Tianjin con un mensaje claro: «Esta cumbre es un esfuerzo para fortalecer la cooperación multilateral y hacer frente al unilateralismo y al totalitarismo generados en Estados Unidos y algunos países europeos».

Sus declaraciones han reflejado el tono desafiante con el que Teherán se presenta tras el reciente choque bélico con Israel y Washington, así como el restablecimiento de sanciones por parte de la ONU contra su programa nuclear.

Fuente: Agencias