Narrativa del cambio climático impide que África se modernice y gane prosperidad
Bajo el sol abrasador de Kenia, unas ancianas trabajan con sus manos y rodillas en la arcilla marrón rojiza, separando las malas hierbas asfixiantes de los pequeños brotes verdes de un cultivo de mijo africano. Las mujeres van descalzas y con las manos desnudas, y trabajan de 8 de la mañana a 5 o 6 de la tarde. Limpiar un campo pequeño les lleva tres días.
«Una cosechadora podría sustituir a 1000 personas», explica a The Epoch Times Jusper Machogu, ingeniero agrónomo y agricultor de Kenia. «Me entristece cada vez que veo a mi madre caminando entre el mijo. Tenemos mujeres arrodilladas arrancando maleza por toda la finca todo el día, y hace sol. Esas máquinas cambiarían nuestras vidas».
Pero los agricultores como el Sr. Machogu no pueden conseguir una cosechadora. Incluso si pudieran permitírselo con los magros salarios que ganan vendiendo cultivos, las políticas climáticas de los países occidentales impiden que los africanos logren conseguir lo que Occidente ya tiene: modernización y prosperidad.
En noviembre de 2023, para reducir las emisiones de dióxido de carbono procedentes del uso de combustibles fósiles, el presidente de la República de Kenia, William Ruto, recortó los subsidios a fertilizantes, el combustible y la electricidad para el año fiscal 2023/2024. Lo hizo a instancias del Fondo Monetario Internacional (FMI), organismo financiero de las Naciones Unidas (ONU).
«Vengo de una comunidad donde la gente utiliza estiércol de vaca para fertilizar sus granjas», explica Machogu. «Y la razón es que el año pasado el gobierno de Kenia decidió que iba a escuchar lo que le decía el FMI. Les decía que pusieran fin a los subsidios de los fertilizantes».
«Pueden imaginar cómo va a afectar eso a los agricultores. Los precios de los fertilizantes casi se duplicaron. Tenemos gente muy pobre por aqui. Si antes compraba 20 kilos para mi granja, ahora me veo obligado a comprar 10 kilos».
«La mayoría de la gente ha vuelto a utilizar estiércol de vaca, que no es un buen fertilizante nitrogenado para sus cultivos. No se puede comparar la urea, con un 46% de contenido nitrogenado, con el estiércol de vaca, con solo un 4%. No tiene sentido».
Machogu afirmó que el FMI y los países occidentales que adoptan políticas climáticas para África están practicando el neocolonialismo, o «colonialismo climático».
Y no es diferente del colonialismo del pasado, que las élites liberales, como el expresidente Barack Obama, han condenado.
«El colonialismo distorsionó la economía de África y arrebató a los pueblos la capacidad de forjar su propio destino», dijo el presidente Obama durante su visita a Etiopía en 2015. «Con el tiempo, surgieron movimientos de liberación. Y hace 50 años, en un gran estallido de autodeterminación, los africanos se regocijaron cuando se arriaron las banderas extranjeras y se izaron las banderas nacionales».
Dos años antes, en 2013, durante su estancia en Sudáfrica, el presidente Obama advirtió a un grupo de jóvenes líderes africanos sobre las consecuencias de que África alcanzara la paridad occidental.
Jayaraj afirmó que más de 500 millones de personas dependen directa o indirectamente de la agricultura para su sustento en la India.
«En lo que respecta a la agricultura propiamente dicha, más del 90% del fertilizante más utilizado en la India, la urea, se fabrica en plantas que utilizan gas o carbón.»dijo.
«Por lo tanto, no hay duda de que si esto se ve afectado, una gran parte de la población sufrirá no solo con sus medios de subsistencia, sino también por el consiguiente efecto dominó en la seguridad alimentaria del país».
El Sr. Jayaraj explicó que en la década de 1960, la India experimentó una gran pobreza y hambruna significativas. Aunque fueron devastadoras, dieron lugar a una revolución agrícola que fue posible gracias al uso de fertilizantes y combustibles fósiles.
«Casi todos los agricultores de la India, si no son agricultores ricos o a gran escala, tienen bastante electricidad gratuita. Esto se ha vuelto cada vez más común en las dos últimas décadas. Solo ha sido posible gracias a la electricidad generada con carbón, del que India tiene abundantes reservas», afirma.
Fuente: The Epoch Times en español